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domingo, 25 de noviembre de 2012

Hoja Diocesana 682. Iglesia Española Reformada Episcopal

Iglesia Española Reformada Episcopal
(Comunión Anglicana)
HOJA DIOCESANA Nº 682
Domingo 25 de noviembre 2012
2º domingo de Adviento. 
(Rito Mozárabe)

Oficina diocesana:
C/ Beneficencia 18
28004 MADRID.
tlfno.- 91.445.25.60
Para contactar con nuestra Iglesia:

Lecturas Bíblicas Dominicales
 Profecía:          Jeremías 23, 5 - 8
 Epístola:          2da. Tesalonicenses 2, 1 - 8.
Evangelio:        Juan 6, 5 – 14.
Profecía: Jeremías 23, 5 - 8

He aquí que vienen días, dice el Señor, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: el Señor, justicia nuestra. Por tanto, he aquí que vienen días, dice el Señor, en que no dirán más: Vive el Señor que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive el Señor que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra.
 Epístola: 2da. Tesalonicenses 2, 1 - 8.

Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.  ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?  Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.  Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.  Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.
Evangelio: Juan 6, 5 – 14.


Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? 

Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 
Felipe le respondió: 
Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.  
Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 
Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?  
Entonces Jesús dijo: 
Haced recostar la gente. 
Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones.  Y tomó Jesús aquellos  panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 
 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: 
Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.  Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.  
Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: 
Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

Reflexión del Evangelio
“Cinco panes de cebada” (v. 9).  Pan de cebada es un pan inferior consumido por gente pobre.  Estas barras de pan recuerdan al milagro de Eliseo, que alimentó a cien personas con un poco de pan de cebada.  En esa historia, un hombre del Baal-salisa trajo veinte barras de pan de cebada y espigas de trigo para darle a Eliseo como ofrenda por los primeros frutos.  Eliseo dijo, “Da á la gente para que coman.”  Y su sirviente respondió, “¿Cómo he de poner esto delante de cien hombres?”  Entonces Eliseo repitió, “Da á la gente para que coman, porque así ha dicho el Señor: Comerán, y sobrará.”  El sirviente, “lo puso delante de ellos, y comieron, y sobróles, conforme á la palabra del Señor” (2 Reyes 4:42-44).  Las conexiones entre las historias del profeta Eliseo y el profeta Jesús son indiscutibles.“Y dos pececillos” (v. 9).  Seguramente los peces son pequeños – algo para acompañar al pan, que constituye el alimento principal. Esto es todo lo que los Evangelios dicen de este niño (los sinópticos ni siquiera le mencionan).  El niño es un candidato improbable para salvar el día, igual que David, el niño pastor, había sido un oponente improbable para enfrentarse con Goliat muchos años antes.  Su lastimosa ofrenda es tan inadecuada como lo fue la honda de David.  El niño tiene poco que ofrecer, pero lo ofrece.  Jesús transformará ese poco a más que suficiente.
  “Si ese niño hubiera rehusado venir o si no hubiera compartido su pan o sus peces, hubiera habido una gran y brillante obra menos en la historia.  El hecho es que Jesucristo necesita lo que nosotros le podemos dar.  Quizá no tengamos mucho que dar pero Él necesita lo que tenemos. Jesús les dice a los discípulos que hagan recostar a la gente, “y recostáronse como número de cinco mil varones” (v. 10).  Puede ser que Jesús pretenda que este gesto le comunique a la multitud que se prepare para almorzar.  Si es así, es una acción valiente para un hombre con tantas bocas que alimentar y tan poca comida.  El número solo incluiría varones, por lo tanto, el número total de personas sería más grande, mucho más grande.  El Evangelio de Mateo deja esto explícito al decir: “Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin las mujeres y los niños” (Mateo 14:21).
 “Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias (griego: eucharistesas), repartió á los discípulos, y los discípulos á los que estaban recostados” (v. 11).  “En este lugar de la historia, (la palabra eucharistesas) no tiene más significado que el obvio de dar gracias a Dios... Pero a medida que progresa el capítulo, la palabra adopta un significado particular para la comunidad de Juan y su público”.  La oración tradicional de dar gracias es “Bendito seas, Señor nuestro Dios, Rey del universo, que trae el pan de la tierra”.  No consta de una bendición por la comida, sino de la acción de darle gracias a Dios.

Lecturas Bíblicas para la semana
Lunes: 2 P 2 / Jer 43-44 / Sal 140
 Martes: 2 P 3 / Jer 45-46 / Sal 141
Miércoles: Gá 1 / Jer 47-48 / Sal 142
 Jueves: Gá 2 / Jer 49-50 / Sal 143
Viernes: Gá 3.1-20 / Jer 51-52 / Sal 144
Sábado: Gá 3.21-4.20 / Lm 1-2 .
Domingo: Gá 4.21-31 / Lm 3-4 

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