Iglesia Española Reformada Episcopal
(Comunión Anglicana)
HOJA DIOCESANA Nº 681
Domingo 18 de noviembre 2012
1º domingo de Adviento
Oficina diocesana:
C/ Beneficencia 18
28004 MADRID
Para contactar con nosotros:
"Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora." (Mateo: 9, 18 - 26)
Lecturas
Bíblicas Dominicales
Profecía:
Malaquías: 4, 1 - 3
Epístola:
Colosenses:
1, 3 - 12.
Evangelio: Mateo: 9, 18 – 26
Profecía:
Malaquías, 4, 1 - 3
Porque he aquí, viene el día ardiente
como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa;
aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho el Señor de los ejércitos, y no les
dejará ni raíz ni rama. Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el
Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como
becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo
las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho el Señor de
los ejércitos.
Epístola:
Colosenses: 1, 3 - 12
Siempre orando por vosotros, damos
gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús,
y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada
en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del
evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva
fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la
gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro
consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también
nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu. Por lo cual también nosotros,
desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que
seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia
espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo,
llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda
paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo
aptos para participar de la herencia de los santos en luz.
Evangelio: Mateo: 9, 18 - 26
Mientras
él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él,
diciendo:
Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y
vivirá.
Y se levantó Jesús, y le siguió
con sus discípulos. Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía
doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía
dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
Pero Jesús, volviéndose
y mirándola, dijo:
Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado.
Y la mujer fue salva
desde aquella hora.
Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que
tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, les dijo:
Apartaos, porque la
niña no está muerta, sino duerme.
Y se burlaban de él.
Pero cuando la gente
había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Reflexión
del Evangelio
La mujer se acerca a Jesús con
timidez. Su condición es parte de la razón. Se ha acostumbrado a
estar separada de otros. Durante doce años ella ha tenido cuidado, no sea
que sin querer toque a alguien y le contamine. Después de doce años de
vivir separada, sería difícil acercarse a otra persona – el tabú asociado con
tocar sería demasiado fuerte. El hecho que es mujer lo hace aún más
difícil. Mujeres tienen poco estatus, y viven al fondo del
escenario. Mujeres no se acercan a hombres desconocidos ni les hablan y,
mucho menos, les tocan.
“Si tocare solamente su vestido,
seré salva” (v. 21). En un acto de desesperación, ella decide tocar la
ropa de Jesús esperando que el contacto más leve restaure su salud. Se le
acerca por detrás, manteniéndose anónima y cuidando su secreto, y toca la
franja (kraspedou) de su
capa. Kraspedou puede
significar simplemente un dobladillo o un borde, pero también se puede referir
a una borla o chal usado por hombres judíos que sirve para recordarles de los
mandamientos de Dios (Num 15:37-39; Deut 22:12) – y para identificarles como
judíos practicantes. Más tarde en este Evangelio Jesús criticará a los
fariseos por llevar un chal largo para llamarse atención a si mismos y a su
piedad (23:5), pero es, sin embargo, valido llevar el chal por su motivo
apropiado. Si Jesús lleva su chal aquí, esto nos dice algo de su respeto
por la ley. “Tradición oral le prohibía a una mujer tocar el chal de
alguien que no fuera miembro de su familia”. Sin embargo, “hay poca duda
que esta mujer está desesperada y ansiosa por tratar cualquier cosa que pueda
salvarla de esta vida de aislamiento y humillación” .
“Mas Jesús volviéndose, y
mirándola...” (v. 22). Jesús la ve. Debemos preguntarnos cuanto
tiempo ha pasado desde que alguien realmente ha visto a esta mujer – cuanto
tiempo ha pasado desde que alguien la miró a los ojos. La gente está
acostumbrada a evitarla – a pasarla por el otro lado – a protegerse a si mismos
contra su contaminación. Pero Jesús la ve.
“Confía (tharseo – ten valor), hija, tu fe te
ha salvado” (sesoken – de sozo – la palabra para “salvado”) (v.
22). “La mujer confió en Jesús y fue sanada, salvada, por su
palabra”. Jesús no alaba su propia acción aquí, sino a la mujer por su
fe. La manifestación pública que ella está curada es el primer paso para
poder restaurarla a un papel normal en la sociedad.
“Y la mujer fué salva desde aquella
hora” (esothe – de sozo – “salvada”) (v. 22). El
sanar toma lugar, no por el toque de la mujer, sino por la palabra de
Jesús. En este Evangelio, la palabra de Jesús tiene poder. Puede
curar. El uso de la palabra sozo
sugiere un milagro que va más allá de restaurar la salud física. El toque
de Jesús la ha “salvado.”
Lunes: 1 P 5 / Jer 39-40 / Sal
138
Martes:
2 P 1 / Jer 41-42 / Sal 139
Miércoles: 2 P 2
/ Jer 43-44 / Sal 140
Jueves:
2 P 3 / Jer 45-46 / Sal 141
Viernes: Gá 1 / Jer 47-48 / Sal
142
Sábado: Gá 2 / Jer 49-50 / Sal
143
Domingo: Gá 3.1-20 / Jer 51-52 /
Sal 144
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