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domingo, 20 de mayo de 2012

SOBRE LAS PARÁBOLAS DE JESÚS

Por Isaías A. Rodríguez

Jesús pasó toda su vida pública predicando. Los evangelistas no nos han transmitido de él sermones de larga duración. Los discursos más largos del evangelio de san Juan, se cree que son composiciones del autor. Jesús no enseñaba con discursos largos. Lo más común en la predicación de Jesús eran las parábolas; éstas son composiciones literarias sencillas, conmovedoras y de gran belleza. El término "parábola" provine de la lengua griega e implica en su contenido la idea de comparación. 
 
1. Las parábolas en el Antiguo Testamento 
El pueblo de Israel, guiado e inspirado por Dios, tiene la difícil misión de hacer asequible a la gente sencilla la realidad trascendente y sublime de Dios, que no admitía representación sensible. Era forzoso recurrir constantemente a hechos de la vida diaria y normal, para poder dar a entender algo de Dios. Este procedimiento lo usamos todos de una manera evidente cuando a un niño queremos explicarle una doctrina que no está al alcance de su cabecita. La Biblia está llena de parábolas que nosotros mismos hemos aceptado, a veces al pie de la letra. 

Encontramos parábolas en todos los libros de la Biblia. La enseñanza parabólica se convierte en un verdadero método pedagógico. Y a medida que la historia va dejando huellas de pasado, se recuerdan acontecimientos ya idos, para aplicarlos como ejemplo al momento presente. 
 
Hay fórmulas ya consagradas que Jesús mismo usa en múltiples ocasiones: "¿A qué se parece esto?" "¿Con qué compararé"? (Mateo 4,30; Lucas13, 18). Y vemos que las comparaciones que Jesús establece son las ya usadas por los profetas del Antiguo Testamento, realidades concretas de la vida cotidiana: el pastor, el matrimonio, la viña, el rey, el festín, la siembra, etc. Si hoy viniera Jesús se serviría de otras comparaciones tomadas de la realidad que nos rodea. 

2. El estilo parabólico en Jesús 
Jesús se encontró con el problema de tener que revelar una nueva doctrina, con un lenguaje tradicional, el del judaísmo del Antiguo Testamento. Jesús se propone, no corregir el judaísmo, sino manifestar con metáforas y comparaciones una realidad nueva. Con las parábolas, Jesús, siempre denuncia algo concreto de una vida religiosa que no está de acuerdo al nuevo mensaje que se dirige a gente de buena voluntad dispuesta a aceptar el reino de Dios. 

Se sirve, pues, de un estilo al nivel de la gente común. Cuenta historias sencillas, con frases cortas y fáciles de recordar, y siempre con un mensaje inusitado, que llama la atención de los oyentes. Así pues, el estilo de Jesús es escueto, sentencioso; raramente pronuncia discursos largos. Veamos una definición de lo que es una parábola: "Es una metáfora o comparación tomada de la naturaleza, que llama la atención del oyente por su viveza o novedad, y deja en la mente suficiente duda sobre su aplicación precisa" (C.H. Dodd). Encontramos en esta definición cuatro elementos: 

a. La parábola es una metáfora o comparación. El Reino de Dios se compara a un grano de mostaza, a una moneda perdida, 
b. La comparación se toma de la naturaleza o de la vida ordinaria. 
c. La comparación llama la atención por su viveza, novedad o exageración: "todos rechazaron la invitación", 
d. Hay duda sobre su aplicación, es decir, no tiene conclusión. O puede tener muchas aplicaciones. 

Según algunos autores, las parábolas no tienen sólo un punto de comparación. Son todos los elementos de la parábola los que se han de tener en cuenta, por ejemplo, en la de la "levadura" (Mateo 13,33; Lucas 13, 20-21). Se han de tener en cuenta todos los elementos para poder descubrir el significado: la mujer, la mezcla de harina, la levadura, la fermentación. 

Vamos a ver cómo se cumple esos elementos en la parábola de El Buen Samaritano (Lucas 10, 30-35). 

a y b. Para averiguar quién es mi prójimo, Jesús dice que "un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo desnudaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto". Algo normal y corriente en la vida ordinaria. La distancia entre ambas ciudades era de unos veinte kilómetros. Según Josefo se trataba de un camino peligroso, desértico y desolado. Los bandidos asaltaban con frecuencia. Ante este evento, los oyentes esperan que viniera alguien a salvar al herido. 

c. Novedad en la narración. "Bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. Lo mismo un levita, llegó al lugar, lo vio y pasó de largo". No se nos dice por qué pasaron de largo. Tal vez por miedo que los asaltantes estuvieran todavía por allí, o mejor para no contaminarse con un cuerpo que creían muerto. Según el ritual de pureza los sacerdotes y levitas se contaminaban si tocaban un cuerpo muerto. Entonces, ¿quién ayudará al herido? Los oyentes piensan que será otro judío cualquiera. ¡Pues no, Jesús sorprende a todos! Quien lo va a salvar es un enemigo del pueblo judío "un samaritano". Esto para los judíos era algo inconcebible. El héroe de la historia no es un judío sino un samaritano, un enemigo de Israel. 

d. ¿Qué hacer? La historia, para los oyentes de Jesús, carece de conclusión, ya que lo lógico es que el héroe sea un judío no un samaritano. Los oyentes no se van a identificar con el samaritano. No les queda más remedio que identificarse con la víctima. Con esto Jesús está rompiendo todas las barreras establecidas. Los considerados justos, elegidos y santos, del pueblo de Israel no van a traer la salvación a un herido, sino un samaritano, un enemigo, un hereje. Este -según Jesús - es el salvador de todos. 

En las parábolas de Jesús, hacia la mitad de la narración, suele introducir un elemento inesperado y sorpresivo que confunde al oyente y lo desconcierta con dudas. A ningún judío se le hubiera podido ocurrir que Jesús fuera a colocar como héroe de su historia a un samaritano. Judíos y samaritanos se odiaban, ¿cómo un samaritano podría ser el que se portara mejor y ayudara a la persona medio muerta? Imposible. Y, sin embargo, eso es lo que hace Jesús en las parábolas, confunde al oyente para que piense, reflexione y llegue a descubrir que los caminos de Dios no son como los de los seres humanos. Por eso, los discípulos le suplican constantemente que les explique las parábolas. 

Muchas parábolas carecen de conclusión. Jesús espera que sea el oyente quien llegue a una conclusión apropiada. Así que, incluso hoy, después de dos mil años de estudio e interpretación, no se sabe a ciencia cierta lo que Jesús quiso decir en algunas parábolas. Pueden tener varias conclusiones, pueden conducir a varias interpretaciones. 

Jesús esperaba del oyente antiguo como del moderno un esfuerzo interpretativo. ¿Qué nos quiere decir Jesús en cada historia? La verdad es que, si indagamos con profundidad, siempre aparece en nuestra ayuda la misericordia divina. Ese es el último objetivo de todas las parábolas. 
3. Las parábolas más auténticas de Jesús 
Según lo que acabamos de apuntar se puede establecer este principio. Cuanto más fáciles de interpretar son las parábolas son menos auténticas de Jesús. Es decir, los discípulos y primeros seguidores de Jesús las elaboraron, alteraron o incluso crearon por completo. Cuanto más difíciles de entender, más originales de Jesús. 

Según esto, veamos por orden descendente las que se cree con toda probabilidad que dijo Jesús: 1. La levadura (Mateo 13, 33). 2. El buen samaritano (Lucas 10, 30-37). 3. El administrador astuto (Lucas 16, 1-9). 4. Los jornaleros de la viña (Mateo 20, 1-15). 5. La semilla de mostaza (Mateo 13,31-32). 6. La moneda perdida (Lucas 15,8-10). 7. El tesoro escondido (Mateo 13,44). 8. La oveja perdida (Mateo 18,12-14). 9. El hijo pródigo (Lucas 15,11-32).10. El juez y la viuda (Lucas 18,2-8). 11. El banquete de bodas (Lucas 14, 16-24). 12. La perla fina (Mateo 13,45-46). 13. La semilla y la cosecha (Marcos 4,26-29). 14. Los dos deudores (Mateo 18,23-35). 15. Los viñadores malvados (Mateo 21,33-43). 16. El agricultor rico (Lucas 12,16-21). 17. Los talentos (Mateo 25,14-30). 18. El fariseo y el publicano (Lucas 18,10-14). 19. El sembrador (Mateo 13,3-8, 18-23). 20. La higuera sin higos (Lucas 13, 6-9). El resto de las parábolas han sido muy elaboradas por la primitiva comunidad cristiana. 

Todas esas parábolas contienen un elemento sorprendente que dejan al oyente confuso. En eso consiste la originalidad de Jesús. Su doctrina es tan novedosa que no acaban de entenderle. 

4. Alteración de otras parábolas 
Las parábolas que no incluimos en el apartado anterior han sido muy retocadas y no se puede decir con seguridad que pertenezcan a Jesús. 

Jesús perteneció a una cultura de tradición oral. En esas culturas el principal medio de transmisión de historias, no es la escritura, sino la voz viva, por medio de la memorización y la repetición de boca en boca. Hay dos factores que afectan a la transmisión oral: la estructura y el uso de palabras fijas. Fuera de eso, los transmisores, modifican o inventan, con toda libertad. 
 
Pongamos un ejemplo para ilustrar lo que acabamos de decir: 

"¿Por qué esta generación pide un signo? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ningún signo"(Marcos 8,12). 

"¡Generación malvada y adúltera! Un signo pide, pero no se le dará otro signo que el signo de Jonás. Porque así como Jonás fue signo para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación" (Mateo 16,4). 

"Esta generación es una generación malvada; pide un signo, pero no se le dará otro signo que el signo de Jonás. Porque así como Jonás fue signo para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación" (Lucas 11, 29-30). 

"¡Generación malvada y adúltera! Un signo pide y no se le dará otro signo que el signo del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del Hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches" (Mateo 12,39-40). 

Por este ejemplo se puede ver cómo se conserva el mismo dicho variando las palabras. 

Se pueden identificar algunas estructuras de lo que Jesús dijo; pero nunca con exactitud las palabras auténticas de Jesús. Los escritores de los evangelios han ido añadiendo improperios al primer dicho transmitido por Marcos y probablemente original de Jesús. Esto plantea serias cuestiones sobre otros dichos, que dan la impresión de que Jesús los profirió cuando es probable que no fuera así. 

La cuestión que quieren resolver los especialistas en la Sagrada Escritura es cómo distinguir con precisión los diferentes niveles de tradición para descubrir lo que Jesús dijo. 

Se cree que el primer evangelio escrito hacia los años 50 fue uno que se ha perdido y que un especialista alemán lo nombró con la palabra quelle -que significa fuente-, por eso se le denomina con la única letra de (se cree que es el primero porque sus dichos se encuentran repetidos en los otros tres evangelios sinópticos). El segundo en escribirse fue el de Marcos hacia los años 70, de él copia Mateo, escrito por los años 80 y también Lucas escrito cerca de los años 90. De los 661 versículos contenidos en el evangelio de Marcos, Mateo reproduce el 80 por ciento de ellos y Lucas el 65 por ciento. 

Jesús murió aproximadamente a los treinta y tres años, así nos damos cuenta que los escritores de los evangelios han tenido mucho tiempo para reflexionar e incorporar acontecimientos posteriores a la vida de Jesús. Han empezado a hacer teología. Eso es lo que hicieron también con muchas de las parábolas de Jesús. Por eso, hay unas parábolas que se afirma que son más auténticas de Jesús que otras. 

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