Páginas

domingo, 13 de enero de 2013

Hoja Diocesana Nº 689


IGLESIA ESPAÑOLA REFORMADA EPISCOPAL
(Comunión Anglicana)
HOJA DIOCESANA Nº 689
Domingo 13 de Enero 2013
Primer domingo después de Epifanía

 

Oficina Diocesana:
C/ Beneficencia 18
28004 MADRID
telf.-91.445.25.60
Para contactar con  nosotros pinche aquí:
Iglesia de la Trinidad josema_fi_27@hotmail.com
Todas las informaciones de la Iglesia en España, aquí:

Lecturas Bíblicas Dominicales
     Profecía: Isaías 45, 11 - 13
     Epístola: Romanos 12, 1 - 5
     Evangelio: Lucas 2, 41 – 52
Profecía: Isaías 45, 11 - 13
Así dice el Señor, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.  Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.  Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice el Señor de los ejércitos. 
Epístola a los Romanos 12, 1 - 5
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.  Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.  Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. 
Evangelio Lucas 2, 41 - 52
Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.  
Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.  Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos;  pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.  
Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.  Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.  
Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre:
 Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.  
Entonces él les dijo: 
¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?  
Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.  Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
Reflexión del Evangelio
SUS PADRES SE MARAVILLARON
“Y cuando le vieron, se maravillaron” (v. 48).  La gente que escuchaba a Jesús se maravillaba de su sabiduría, pero a María y José les sorprende su falta de consideración por sus sentimientos.  “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor” (v. 48).  La pregunta de María es solo un indicio de la angustia que ella sentiría al descubrir que su hijo faltaba – y la vergüenza que el comportamiento de Jesús trajo a la familia.  En esa cultura, “cada miembro de la familia comparte el honor de la familia y el mal comportamiento de uno avergüenza a todos”. “¿Por qué me buscabais?” (v. 49).  Éstas son las primeras palabras de Jesús en este Evangelio.  En la tumba abierta, el ángel hará casi la misma pregunta (utilizando el mismo verbo – zeteo) – “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (24:5).  “Ambos casos nos revelan que Jesús constituye una realidad más profunda de la que pueden comprender los que están a su alrededor” V. 49 revela el propósito central de esta historia: reconocer a Jesús como el Hijo de Dios – un hecho revelado a María por el ángel en 1:35 – y que pronto será confirmado por Dios en el bautizo de Jesús (3:22).  Jesús también hablará de Dios como su padre en 10:21-22; 22:29, 42; 23:34, 46; y 24:49).
 “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar?” (v. 49) (griego: die – es necesario – implica un requisito de Dios).  Jesús usará esa palabra varias veces para demostrar  las obligaciones impuestas por su misión:
 - “Es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios”
 - “Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas”
 - “Empero es menester que hoy, y mañana, y pasado mañana camine; porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén” (13:33).
 - “Mas primero es necesario que padezca mucho” (17:25).
 “En los negocios de mi Padre me conviene (griego: die – es necesario) estar” (v. 49).  Anote el juego de la palabra “padre” (v. 48) y “los negocios de mi Padre” (v. 49).
 Algunos sabios consideran las palabras de Jesús en v. 49 como una reprensión hacia sus padres, pero Nolland argumenta convincentemente que Jesús solo está sorprendido, y no reprocha la pregunta de María.  “En lo que siguió al incidente, ...es el comportamiento de Jesús el que se modifica: regresa con sus padres y es sumiso hacia ellos (v. 51)... Jesús... no tenía ninguna intención de deshonrar ni a María y José ni a su Padre” (Nolland, véase también Stein, 122-123).
 Como atestigua v. 52, Jesús no nació ya formado, sino que creció.  Aquí vemos a Jesús a la edad de 12 años, empezando a comprender su propia identidad y vocación.  Ha estado en su casa en Nazarea con María y José, pero ahora, en el templo, siente la llamada de su vocación especial.  “Me conviene,” dice.  “Es necesario.”  Esta no será la única vez que su vocación cree problemas para sus padres terrenales (8:19-21, véase también 12:53; 14:26).  Tampoco demuestra falta de respeto hacia sus padres, pero su mayor obligación es hacia su Padre en el cielo.  “En los negocios de mi Padre me conviene estar.” “Fíjese con que dulzura pero con qué seguridad Jesús toma el nombre de padre de José y se lo da a Dios”  “Mas ellos no entendieron las palabras que les habló” (v. 50).  Al principio, Gabriel le dijo a María, “Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: Y reinará en la casa de Jacobo por siempre; y de su reino no habrá fin” (1:32-33).  Sin embargo, María no tiene la ventaja de poder ver el pasado.  Ella no puede leer los Evangelios para ver como se desplegará la vida de Jesús, lo que significará, y como terminará.  Su ministerio será tan diferente de lo que se espera del Mesías que María se confundirá.  Su entendimiento del ministerio de Jesús vendrá lentamente y con dolor.
 “Y descendió con ellos, y vino á Nazarea” (v. 51).  “Descendió” (griego: katebe) tiene dos sentidos.  Jerusalén está en una montaña – tierra geográficamente alta – y también es el lugar del templo – tierra espiritualmente alta.
 El descenso a Nazarea (v. 51) se contrasta con la subida a Jerusalén al empezar este relato (vv. 41-42).  Estas dos frases forman un paréntesis alrededor de la historia, marcando su comienzo y su final. “Y estaba sujeto á ellos” (v. 51).  Igual que él voluntariamente “se anonadó” (Filipenses 2:7) para ser encarnado, así Jesús ahora voluntariamente se sumisa a sus padres, cumpliendo el mandamiento de honrar a su padre y madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario