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martes, 26 de febrero de 2013

Meditaciones de Cuaresma.




Martes 26 de febrero: MEDITACIONES DE CUARESMA.
La tierra no se venderá a perpetuidad, 
porque la tierra es mía y ustedes 
no son aquí más que forasteros y huéspedes.
— Levítico 25:23
En su corazón, la historia del pueblo de Dios es también una 
historia de la tierra. En el Antiguo Testamento, Adán y Eva son 
expulsados de la tierra y los israelitas vagan durante años por una 
tierra extraña, para finalmente establecer su hogar en la tierra 
prometida a ellos por Dios. En Levítico 25:23 Dios recuerda a los 
israelitas, a punto de establecerse en Sion, que la tierra pertenece a 
Dios; y ellos no son más que “extranjeros e inquilinos”.
Es significativo que Dios hable tan específicamente de la tierra, 
dando detalladas instrucciones para dejar la tierra descansar cada 
séptimo año y su restauración el año de Jubileo, delineando nuestra 
conducta en relación a ella, porque él la cuida especialmente. 
Sin nuestro cuidado genuino de la tierra, no podemos cuidar 
adecuadamente a la gente de Dios, ni, por lo tanto, obedecer sus 
instrucciones tal como él ordena.
A mediados de siglo, la población mundial llegará a nueve mil 
millones de personas, y actualmente una de cada siete está 
subalimentada o padece desnutrición crónica. El uso que damos 
a la tierra ahora es sin duda importante para Dios, como lo fue en 
tiempos de los israelitas. Trabajemos y oremos para usarla sabia y 
compasivamente, recordando que no somos más que “extranjeros e 
inquilinos” en la tierra de Dios.
— Brin Bon21

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