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domingo, 24 de febrero de 2013

Hoja Diocesana 695



IGLESIA ESPAÑOLA REFORMADA EPISCOPAL
(Comunión Anglicana)
HOJA DIOCESANA Nº 695
Domingo 24 de febrero 2013
II Domingo de Cuaresma

 

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"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.  La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?  ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?  Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna."  (Jn 3, 3 - 42)

Lecturas Bíblicas Dominicales
Profecía:                     Proverbio: 14, 33 - 15.8
Epístola:                     Santiago 2, 14 - 23
Evangelio:                  Juan: 4, 3 – 42

: Proverbios. 14, 33 a 15, 8.

 En el corazón del prudente reposa la sabiduría;
Pero no es conocida en medio de los necios. La justicia engrandece a la nación; Mas el pecado es afrenta de las naciones. La benevolencia del rey es para con el servidor entendido; Mas su enojo contra el que lo avergüenza. La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adornará la sabiduría; Mas la boca de los necios hablará sandeces.
Los ojos del Señor están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos. La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. El necio menosprecia el consejo de su padre; Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente. En la casa del justo hay gran provisión; Pero turbación en las ganancias del impío. La boca de los sabios esparce sabiduría; No así el corazón de los necios.  El sacrificio de los impíos es abominación al Señor; Mas la oración de los rectos es su gozo. 
Santiago 2, 14 - 23
Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?  Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.  Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.  Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.



Evangelio: Juan 4, 3 - 42
Salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
Y le era necesario pasar por Samaria.
 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.  Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: 
Dame de beber.
Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.  
La mujer samaritana le dijo: 
¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 
Respondió Jesús y le dijo: 
Si conocieras el don de Dios, 
y quién es el que te dice: 
Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.  
La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?  ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?  
Respondió Jesús y le dijo: 
Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.  
La mujer le dijo: 
Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. 
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 
Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. 
Jesús le dijo: 
Bien has dicho: 
No tengo marido;  porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 
Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 
Jesús le dijo: 
Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.  Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.  Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.  
Le dijo la mujer: 
Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 
Jesús le dijo: 
Yo soy, el que habla contigo. En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: 
¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?  
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:  
Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?  Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.  Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: 
Rabí, come.  
El les dijo: 
Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 
Entonces los discípulos decían unos a otros: 
¿Le habrá traído alguien de comer?  
Jesús les dijo: 
Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.  
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? 
He aquí os digo: 
Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.  Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.  
Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.  Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.  Y creyeron muchos más por la palabra de él,
y decían a la mujer: 
Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

Lecturas Bíblicas para la semana

Lunes: Mt 8.23-34 / Lv 1-2 / Pr 19
Martes: Mt 9.1-17 / Lv 3-4 / Pr 20
Miercoles: Mt 9.18-38 / Lv 5-6 / Pr 21
Jueves: Mt 10.1-25 / Lv 7-8 / Pr 22
Viernes: Mt 10.26-42 / Lv 9-10 / Pr 23
Sábado : Mt 11.1-19 / Lv 11-12 / Pr 24
Domingo : Mt 11.20-30 / Lv 13 / Pr 25

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