La aldea de Wada Chakawa fue asaltada y quemada por extremistas. / El nuevo Herald
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Una nueva ola de violencia se ha desplegado desde principios del 2014 por parte del extremismo islámico que lidera Boko Haram.
03 DE FEBRERO DE 2014, JOS
Desde hace cuatro años, se producen episodios de violencia en el centro y norte de Nigeria donde opera el grupo terrorista Boko Haram, un colectivo fuertemente armado y que tiene la intención de imponer la ley islámica 'sharia' en el país.
El conflicto se ha agudizado desde principios de 2014, en el que se han producido nuevos ataques. La mayoría de los objetivos son ahora aldeas de mayoría cristiana situadas en el norte del país. Estos pequeños pueblos se presentan vulnerables, aislados de las zonas céntricas y las ciudades, mucho más vigiladas por las fuerzas de seguridad y el ejército, desplegado desde mediados de 2013 tras ser declarado el estado de emergencia en varios estados.
Uno de los últimos ataques se produjo en la aldea Wada Chakawa, en el norte del país, en un templo católico. Antes de que el ujier pudiese advertir a los feligreses que se acercaban hombres armados, los atacantes irrumpieron en la iglesia, cerraron la puerta principal, detonaron granadas caseras y dispararon contra la congregación.
El ataque continuó mientras algunas personas conseguían escapar a través de ventanas y por la puerta trasera de la sacristía.
Algunas de las víctimas de la agresión contra la iglesia católica de San Pablo fueron degolladas. “Mi hermano fue masacrado como un carnero”, dijo Moses Yohanna, cuyo hermano mayor murió en el ataque. “Nuestras vidas son amenazadas y puestas en peligro (y no existe) seguridad”.
Rahilla Ibrahim, cuyo esposo y el hijo de ambos estaban entre los al menos 45 muertos, dijo: “Vimos un infierno. Los atacantes fueron inmisericordes”. Embarazada y desconsolada, Ibrahim estaba sentada en las calcinadas paredes de lo que fue su choza.
DESPROTEGIDOS
Sin familia ni morada, ella no ve razón para huir. Pero muchos otros aldeanos se han ido y prometieron no volver hasta que se garantice su seguridad, en medio de una violenta rebelión de extremistas islámicos del grupo Boko Haram, iniciada hace cuatro años con el objetivo de imponer la ley de la sharia en Nigeria.
Los ataques han continuado pese a ocho meses de estado de emergencia y el despliegue de miles de soldados del gobierno.
Funcionarios gubernamentales visitaron el viernes Wada Chakawa, a donde llevaron bolsas de maíz y arroz, y prometieron más ayuda de emergencia.
Pero algunas aldeas en el nororiental estado de Adamawa se han vuelto pueblos fantasmas, luego de que miles de residentes cristianos escaparon de ataques de milicias islámicas en los que han muerto más de 50 personas en el área esta semana, dijeron líderes de la iglesia.
MÁS DE 3.000 DESPLAZADOS
El comisionado estatal de integración fronteriza, Hamza Bello, dijo que al gobierno del estado le preocupa el creciente influjo de personas en busca de refugio procedentes del vecino estado de Borno.
“Hasta hora, no menos de 3000 personas... han escapado a Adamawa por temor a los ataques terroristas”, dijo el comisionado. Pero los ataques también son frecuentes en Adamawa.
El padre Raymond Danboyi, vocero de la diócesis católica de Yola, dijo que quienes han escapado necesitan ayuda desesperadamente. Otro líder de la iglesia, el sacerdote Jerome Odineze, dijo: “Estamos muy confundidos y deprimidos porque no podemos hacer mucho... la iglesia no puede movilizarse y proveer seguridad. No existen los recursos”.
En ocasiones la falta de seguridad imposibilita proporcionar los servicios religiosos, dijo. “A veces no puedes realizar un servicio. El culto es imposible en algunos lugares”, afirmó.
OTRO ATAQUE ESTE FIN DE SEMANA
El viernes, pistoleros saquearon la aldea predominantemente cristiana de Sabon Garin Yamdula, en Adamawa, y mataron a un sacerdote, antes que jóvenes armados les obligasen a huir y soldados fuesen desplegados más tarde.
El líder del consejo eclesial en Madagali, Ularamu, dijo que los atacantes trataron además de incendiar la aldea antes de escapar. Agregó que el sacerdote murió en un hospital.
El conflicto se ha agudizado desde principios de 2014, en el que se han producido nuevos ataques. La mayoría de los objetivos son ahora aldeas de mayoría cristiana situadas en el norte del país. Estos pequeños pueblos se presentan vulnerables, aislados de las zonas céntricas y las ciudades, mucho más vigiladas por las fuerzas de seguridad y el ejército, desplegado desde mediados de 2013 tras ser declarado el estado de emergencia en varios estados.
Uno de los últimos ataques se produjo en la aldea Wada Chakawa, en el norte del país, en un templo católico. Antes de que el ujier pudiese advertir a los feligreses que se acercaban hombres armados, los atacantes irrumpieron en la iglesia, cerraron la puerta principal, detonaron granadas caseras y dispararon contra la congregación.
El ataque continuó mientras algunas personas conseguían escapar a través de ventanas y por la puerta trasera de la sacristía.
Algunas de las víctimas de la agresión contra la iglesia católica de San Pablo fueron degolladas. “Mi hermano fue masacrado como un carnero”, dijo Moses Yohanna, cuyo hermano mayor murió en el ataque. “Nuestras vidas son amenazadas y puestas en peligro (y no existe) seguridad”.
Rahilla Ibrahim, cuyo esposo y el hijo de ambos estaban entre los al menos 45 muertos, dijo: “Vimos un infierno. Los atacantes fueron inmisericordes”. Embarazada y desconsolada, Ibrahim estaba sentada en las calcinadas paredes de lo que fue su choza.
DESPROTEGIDOS
Sin familia ni morada, ella no ve razón para huir. Pero muchos otros aldeanos se han ido y prometieron no volver hasta que se garantice su seguridad, en medio de una violenta rebelión de extremistas islámicos del grupo Boko Haram, iniciada hace cuatro años con el objetivo de imponer la ley de la sharia en Nigeria.
Los ataques han continuado pese a ocho meses de estado de emergencia y el despliegue de miles de soldados del gobierno.
Funcionarios gubernamentales visitaron el viernes Wada Chakawa, a donde llevaron bolsas de maíz y arroz, y prometieron más ayuda de emergencia.
Pero algunas aldeas en el nororiental estado de Adamawa se han vuelto pueblos fantasmas, luego de que miles de residentes cristianos escaparon de ataques de milicias islámicas en los que han muerto más de 50 personas en el área esta semana, dijeron líderes de la iglesia.
MÁS DE 3.000 DESPLAZADOS
El comisionado estatal de integración fronteriza, Hamza Bello, dijo que al gobierno del estado le preocupa el creciente influjo de personas en busca de refugio procedentes del vecino estado de Borno.
“Hasta hora, no menos de 3000 personas... han escapado a Adamawa por temor a los ataques terroristas”, dijo el comisionado. Pero los ataques también son frecuentes en Adamawa.
El padre Raymond Danboyi, vocero de la diócesis católica de Yola, dijo que quienes han escapado necesitan ayuda desesperadamente. Otro líder de la iglesia, el sacerdote Jerome Odineze, dijo: “Estamos muy confundidos y deprimidos porque no podemos hacer mucho... la iglesia no puede movilizarse y proveer seguridad. No existen los recursos”.
En ocasiones la falta de seguridad imposibilita proporcionar los servicios religiosos, dijo. “A veces no puedes realizar un servicio. El culto es imposible en algunos lugares”, afirmó.
OTRO ATAQUE ESTE FIN DE SEMANA
El viernes, pistoleros saquearon la aldea predominantemente cristiana de Sabon Garin Yamdula, en Adamawa, y mataron a un sacerdote, antes que jóvenes armados les obligasen a huir y soldados fuesen desplegados más tarde.
El líder del consejo eclesial en Madagali, Ularamu, dijo que los atacantes trataron además de incendiar la aldea antes de escapar. Agregó que el sacerdote murió en un hospital.
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