Roxana, de 25 años, era costurera y perdió la parte inferior de la pierna. / N. G., El País
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Este sábado se cumplen seis meses del derrumbe del Rana Plaza.Prácticamente nadie salió indemne. Nueve de cada diez supervivientes aún no han vuelto a trabajar; un 63% de ellos por lesiones muy graves
26 DE OCTUBRE DE 2013
El derrumbe del edificio Rana Plaza hizo que murieran 1.132 trabajadores.Ninguna de las tres empresas españolas que fabricaban en Dacca ha compensado a las víctimas y a sus familiares.Muchos de los empleados de la industria textil bengalí perciben el salario mínimo fijado en 38 dólares, el más bajo del mundo.
Este sábado se cumplen seis meses del derrumbre del Rana Plaza. Las empresas españolas que había subcontratado su producción en esas fábricas no han compensado aún a las víctimas. El Corte Inglés no cuantifica ni pone fecha a las ayudas, e Inditex y Mango ya han expresado su negativa.
TRAGEDIA LOCAL, IMPACTO GLOBAL
Tras el colapso de un edificio de varias plantas repleto de talleres textiles en Bangladesh que mató a 1.132 personas, los consumidores, las grandes marcas occidentales y las autoridades locales se echaron las manos a la cabeza conmocionados. Seis meses después del desastre la mayoría de los que lograron sobrevivir —unas 2.000 personas resultaron heridas— pero perdieron su trabajo siguen sin empleo y no han cobrado ninguna indemnización, según un informe de la campaña internacional Ropa Limpia. Primark, Benetton, El Corte Inglés, JC Penney o Le Bon Marché son algunas de las compañías que se surtían de las fábricas derrumbadas. Mango había hecho un pedido de prueba.
Prácticamente nadie salió indemne del colapso. Nueve de cada diez supervivientes aún están traumatizados y no han vuelto a trabajar; un 63% de ellos porque sufrió lesiones muy graves como la amputación de algún miembro, parálisis o aún padecen fuertes dolores, según una encuesta de la ONG Action Aid, que ha entrevistado a dos tercios de los supervivientes y familiares de los fallecidos. La mitad de los afectados asegura tener deudas.
Quienes trabajaban en aquel edificio construido con materiales de nefasta calidad sobre un terreno pantanoso a las afueras de la capital, Dacca, eran sobre todo mujeres, menores de 30 años, llevaban menos de un año empleadas allí y cobraban entre 28 y 75 euros al mes dependiendo de su categoría y antigüedad, según Ropa Limpia. Más de 300 cadáveres rescatados de entre los escombros están todavía pendientes de ser identificados mediante pruebas de ADN.
PALABRAS DE ALARMA PERO SIGUE LA EXPLOTACIÓN
A las costureras y sus supervisores la patronal les pagó el sueldo de abril, las autoridades costearon los funerales y poco más por el momento. Primark es la única empresa de las que cosía en aquellos talleres que ha hecho un pago: entregó 140 euros a cada una de las 3.000 familias afectadas. La negociación global entre las empresas a las que Rana Plaza suministraba y el sindicato mundial IndustriALL no ha hecho más que empezar. La central les exige indemnizaciones por 50 millones de euros.
Bangladesh aún paga el salario mínimo más misero del mundo (3.000 taka al mes, 28 euros), ese que le ha convertido en el segundo exportador mundial de prendas de vestir del mundo tras China. La patronal local del textil pedirá a las grandes marcas a las que surten que les paguen mejor para subir el sueldo mínimo a principios del mes que viene, según Reuters. Está por ver si el incremento que se aprobará tras meses de negociación satisface a los empleados. El mes pasado, una quinta parte de los miles de talleres textiles del país tuvieron que cerrar por las protestas salariales.
El desastre del Rana Plaza fue el mayor de la industria textil de Bangladesh pero no el primero ni el último: nueve personas murieron en un incendio hace solo dos semanas. Pero el suceso de abril pasado fue tal toque de atención que derivó en varias iniciativas que empiezan a dar sus primeros pasos hacía el objetivo de mejorar la seguridad de los edificios y las condiciones laborales. El Gobierno de Bangladesh y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) acaban de firmar un acuerdo de 17 millones de euros (aportados por Reino Unido y Holanda) para poner en marcha un plan de seguridad.
Un centenar de empresas, la mayoría europeas e incluidos gigantes como H&M e Inditex, han firmado un acuerdo legalmente vinculante que les obliga a costear parte de las mejoras requeridas en los edificios donde se cosen sus prendas, han hecho un inventario conjunto de las factorías con las que trabajan (son 1.500 fábricas con dos millones de empleados) y han nombrado un jefe que supervise las inspecciones, que han aumentado. Existe otro acuerdo promovido por empresas estadounidenses como WalMart.
Este sábado se cumplen seis meses del derrumbre del Rana Plaza. Las empresas españolas que había subcontratado su producción en esas fábricas no han compensado aún a las víctimas. El Corte Inglés no cuantifica ni pone fecha a las ayudas, e Inditex y Mango ya han expresado su negativa.
TRAGEDIA LOCAL, IMPACTO GLOBAL
Tras el colapso de un edificio de varias plantas repleto de talleres textiles en Bangladesh que mató a 1.132 personas, los consumidores, las grandes marcas occidentales y las autoridades locales se echaron las manos a la cabeza conmocionados. Seis meses después del desastre la mayoría de los que lograron sobrevivir —unas 2.000 personas resultaron heridas— pero perdieron su trabajo siguen sin empleo y no han cobrado ninguna indemnización, según un informe de la campaña internacional Ropa Limpia. Primark, Benetton, El Corte Inglés, JC Penney o Le Bon Marché son algunas de las compañías que se surtían de las fábricas derrumbadas. Mango había hecho un pedido de prueba.
Prácticamente nadie salió indemne del colapso. Nueve de cada diez supervivientes aún están traumatizados y no han vuelto a trabajar; un 63% de ellos porque sufrió lesiones muy graves como la amputación de algún miembro, parálisis o aún padecen fuertes dolores, según una encuesta de la ONG Action Aid, que ha entrevistado a dos tercios de los supervivientes y familiares de los fallecidos. La mitad de los afectados asegura tener deudas.
Quienes trabajaban en aquel edificio construido con materiales de nefasta calidad sobre un terreno pantanoso a las afueras de la capital, Dacca, eran sobre todo mujeres, menores de 30 años, llevaban menos de un año empleadas allí y cobraban entre 28 y 75 euros al mes dependiendo de su categoría y antigüedad, según Ropa Limpia. Más de 300 cadáveres rescatados de entre los escombros están todavía pendientes de ser identificados mediante pruebas de ADN.
PALABRAS DE ALARMA PERO SIGUE LA EXPLOTACIÓN
A las costureras y sus supervisores la patronal les pagó el sueldo de abril, las autoridades costearon los funerales y poco más por el momento. Primark es la única empresa de las que cosía en aquellos talleres que ha hecho un pago: entregó 140 euros a cada una de las 3.000 familias afectadas. La negociación global entre las empresas a las que Rana Plaza suministraba y el sindicato mundial IndustriALL no ha hecho más que empezar. La central les exige indemnizaciones por 50 millones de euros.
Bangladesh aún paga el salario mínimo más misero del mundo (3.000 taka al mes, 28 euros), ese que le ha convertido en el segundo exportador mundial de prendas de vestir del mundo tras China. La patronal local del textil pedirá a las grandes marcas a las que surten que les paguen mejor para subir el sueldo mínimo a principios del mes que viene, según Reuters. Está por ver si el incremento que se aprobará tras meses de negociación satisface a los empleados. El mes pasado, una quinta parte de los miles de talleres textiles del país tuvieron que cerrar por las protestas salariales.
El desastre del Rana Plaza fue el mayor de la industria textil de Bangladesh pero no el primero ni el último: nueve personas murieron en un incendio hace solo dos semanas. Pero el suceso de abril pasado fue tal toque de atención que derivó en varias iniciativas que empiezan a dar sus primeros pasos hacía el objetivo de mejorar la seguridad de los edificios y las condiciones laborales. El Gobierno de Bangladesh y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) acaban de firmar un acuerdo de 17 millones de euros (aportados por Reino Unido y Holanda) para poner en marcha un plan de seguridad.
Un centenar de empresas, la mayoría europeas e incluidos gigantes como H&M e Inditex, han firmado un acuerdo legalmente vinculante que les obliga a costear parte de las mejoras requeridas en los edificios donde se cosen sus prendas, han hecho un inventario conjunto de las factorías con las que trabajan (son 1.500 fábricas con dos millones de empleados) y han nombrado un jefe que supervise las inspecciones, que han aumentado. Existe otro acuerdo promovido por empresas estadounidenses como WalMart.
Fuentes: El País
Editado por: Protestante Digital 2013
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